Corcho vs Taparrosca

Si tomas vino, seguro has visto que hay vinos con corcho y otros vinos con taparrosca. ¿Sientes desconfianza de un vino con taparrosca? Si tu respuesta es sí, no eres la única persona. La pobre taparrosca ha sufrido de prejuicios por consumidores que califican a los vinos con taparrosca como vinos baratos y a los vinos con corcho como vinos más elegantes. ¿Por qué pasará esto?
 
La taparrosca en los vinos se introdujo desde alrededor de 1960, pero con muy poco éxito. Fue hasta principios del 2000 cuando Australia y Nueva Zelanda comenzaron a usar sólo taparrosca que comenzó la revolución de este tipo de tapa en el mundo del vino, y ahora encontramos cada vez más vinos con taparrosca. Veamos cuales son los pros y contras de estas dos tapas.
El oxígeno
Está comprobado que la taparrosca no permite que el oxígeno entre a la botella, evitando que se oxide el vino y manteniendo mejor sus características de frescura y aromáticas, lo que la hace ideal para vinos jóvenes y blancos. El corcho, por otro lado, es permeable y causa que el oxígeno entre en contacto con el vino.
 
No es del todo malo que el vino tenga contacto con el oxígeno, sobre todo en vinos que se dejan añejar o en vinos con más cuerpo. Y por esto las bodegas prefieren a veces usar el corcho en este tipo de vinos. 
 
Defecto en el vino
El corcho puede causar un defecto en el vino llamado TCA y mejor conocido como "acorchado" produciendo sabores y aromas desagradables. Es un defecto exclusivamente del corcho.
 
Tradición
Nadie puede negar que abrir una botella de vino con corcho es casi una ceremonia. Imagina que estás en un restaurante y pides una botella de vino. Es toda una experiencia: llega el mesero o sommelier, te da la información del vino, saca el sacacorchos, retira la envoltura del cuello de la botella mientras comienza un silencio incómodo y te da un poco de ansiedad, clava el sacacorchos en el corcho y comienza a darle vuelta, después jala el sacacorchos y descorcha la botella con el sonido más satisfactorio y que termina con tu ansiedad (climax de la experiencia), te sirve 3 ml de vino para que le digas si está bueno, haces cara de experto catador y aceptas el vino.
 
Ahora imagina la misma experiencia con una botella con taparrosca. No necesitas a alguien que te abra la botella en 2 segundos sin usar ninguna herramienta mas que sus manos. Y por esta experiencia, muchos restaurantes y consumidores prefieren el corcho.
 
Es tan grande el impacto positivo del corcho en la experiencia de tomar vino que se han llevado a cabo estudios para tratar de saber el impacto que tiene el sonido 'pop' cuando se descorcha una botella de vino.
 
En conclusión
La taparrosca es fácil de abrir, económica, fácil de cerrar, mantiene el vino más fresco, ideal para vinos jóvenes. El corcho es biodegradable, flexible, ligero y elástico, permite la oxigenación de vinos de añejamiento, aumenta ventas, pero puede producir un defecto en el vino. Los dos siguen siendo buenas opciones para cerrar el vino, pero al parecer aún depende de la ocasión para escoger qué tipo de tapa escogeremos.

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